Borges tambiƩn era humano,
era un hombre, era todos los
hombres
y fue glorificado como el Hijo,
y fue amado como el Padre.
Una paradoja extravagante,
un potente piano de colores,
su mente transgredĆa los
cƔnones
y fantaseaba con tigres y
leones.
¿Dónde quedaron tus sueños?
¿Dónde tu verdadera patria?
¿Dónde tus ojos blancos?
¿Dónde tu espléndida magia?
Nunca podrƩ descifrar
los mensajes ocultos de tus
cuentos,
tu insospechado rostro eterno,
tus manĆas propias de un
genio.
Borges, el inmortal
Borges, el mago
Borges, el dios.
Ahora solo quedan tus palabras,
la luna gigantesca y
amenazante,
el misterio de tu universo
onĆrico
y la eterna noche clara y
refulgente.
Borges, tambiƩn eras humano,
un hombre como todos los
hombres
que caminaba por las calles de
Buenos Aires.
Y te negaron la medalla mƔs
importante
y te condenaron por
desobedecer,
pero ya no habrƔ mƔs rencor
en tu corazón de niño
bifurcado.
Hoy mƔs que nunca
habitas el nombre
impronunciable.
Ā© KARINA LUZ
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*Poema peteneciente a mi libro Deja que la luz reine.
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